“ Nosotros somos viejos, querido Chevalley, sómos viejísimos, son por lo menos veinticinco siglos que llevamos en las espaldas el peso de las magníficas civilizaciones eterogéneas “
(Párrafo extraído de el Gato Pardo de Tomasi di Lampedusa)
Así es como el príncipe de Salina resume a Sicilia, llamada por sus antepasados “ Trinacria”, lugar de encuentro de diferentes pueblos y culturas, donde se agrega la incontaminada belleza del territorio, en el borde más africano de la isla, la provincia de Trapani en la cuál entran en simbiosis naturaleza, historia, paisajes y monumentos, capaces de emocionar al visitante que decide sumergirse en este paraíso encantado.
Bañada por el mar más antiguo del mundo esta provincia tiene la exención de 2.459 km en su extrema punta, entre el mar y el viento, surge Trapani capital de la provincia, la naturaleza que rodea este territorio ofrece un paisaje luminoso dónde el cielo se tiñe de colores fuertes, casi cegadores rodean las salinas después se atenúan desde el verde uva de las olivas, de las almendras, a lo largo de la almadraba que va desde Trápani hasta el golfo de Castel al mar en la laguna de Mothia, en los de Segesta y Selinunte ricos de vestigios y testimonios.
Inmersa en el verde de las colinas del agro ericino entre una mezcla en las faldas orientales del Monte Erice y el mar de la fracción de Bonagia surge la Valderice, preciada zona turística situada en una posición, que es entre las más pintorescas de la provincia de Trapani. El paisaje naturalista es bastante variado , sugestivo está dominado al oeste por el monte de San Giuliano, en el cuál está recostada Erice, una aldea antigua de piedra que domina el entero valle que extiende por kilómetros sus exuberantes colinas con cultivos de almendras, olivos y viñas, en la playa los arrecifes se reflejan en las cristalinas aguas. Un lugar encantado que se ha vuelto en los últimos años uno de los lugares más propicios para vacacional, sobre todo en el período de verano.
No son de menos interés los relieves de altura algo modesta en la cuál la naturaleza domina sin discusión alguna Erice, Montaña Grande, monte Sparagio, monte Polizo con su sitio de elimo. La costa de Trapani conduce a Marsala ofrece un espectáculo extraordinario, en el cuál se incluyen las salinas y la reserva de las “ Islas de el Estagnón”.
Dejando la ciudadela lilibetana, otro itinerario por alcanzar es Mazzara del Vallo situada en la boca del Mázaro. Si queremos descubrir lugares de la provincia menos conocidos, en el valle de el Belice no nos podemos olvidar de Castel Vetrano, Gibellina, Salemi, Santa Ninfa, Partanna, Salaparuta, Poggioreale, pueblos que a pesar de su patrimonio monumental y artístico destruido por el terremoto del 68’ han logrado renacer y proyectarse al futuro conservando lo mejor de una civilización, rica de tradiciones y cultura , con fiestas y sacras o experimentando técnicas de vanguardia, como Gibellina que dió un salto notable volviéndose un gran museo de arquitectura post moderna gracias a la intervención de arquitectos, artistas y mecenados.
